El recuerdo maravilloso de infancia cuando nos dormimos y nos leen un cuento. El recuerdo llevado a la literatura del momento del sueño, cuando Marcel Proust no concilia el sueño sin el beso de su querida madre. ¿Por qué no convertir esa delicia del susurro de las letras, del cariño del beso en una constante en nuestras vidas?
La tecnología permite desde hace décadas las grabaciones sonoras de música, de rapsodas y de lecturas en prosa. Normalmente nos acostumbramos al ritmo de lectura y de recepción información intelectual accediendo directamente a la lectura. Leemos la pantalla del ordenador, el teletexto de la televisión, las hojas del libro en braille o en letra impresa.
Sin embargo se argumenta que el ritmo de lectura se reduce, la vida de la ciudad desarrollada genera mayor número de lectores pero con menor índice de lectura individual cada uno de ellos. La manera de complementar esta falta de tiempo es escuchando la radio, escuchando el mp3 o escuchando el audiolibro. Una fórmula de cómodo acceso y grandes posibilidades. Al extremo que se puede con los audiolibros “leer” mientras se conduce, que es el uso más frecuente de los adquirentes de estos bienes de consumo.
Antecedentes
Las grabaciones históricas de escritores leyendo sus propias obras se han comercializado desde principios del siglo XX. Con la aparición del vinilo se hicieron más populares y más aún con las cintas magnetofónicas. Los nuevos medios digitales en la red han posibilitado que una nueva generación de libros parlantes no se queden reducidos a los cuentos grabados para niños de la casa Disney. Hoy hay una generalidad de acceso a la clientela adulta y joven.
Diseñadores
Es un signo de los tiempos la ausencia de soporte físico para todo aquello que se puede aprehender de modo virtual. Los libros en grabación digital facilitan el acceso y la difusión de la cultura salvando a barreras de movilidad y accesibilidad.
Actualidad
En Talkingbooks.org, no solamente se puede acceder a la compra de la información literaria y musical deseada, recibiendo el soporte físico en la casa. También son posibles las descargas con el consabido ahorro de tiempo, espacio y la accesibilidad a todos de una lectura en ocasiones dificultosa.